LOS SUEÑOS, sus funciones e interpretación

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Los sueños son conocidos desde antiguo por su valor, sin embargo hoy día en general poca gente le muestra el interés que se merecen. Estamos tan absorbidos por el materialismo y la racionalidad que nos impiden valorar otro tipo de acercamiento a la realidad, y con ello cercenamos también parte de nuestra humanidad y de lo que da sentido a nuestra vida:

Hoy la gran mayoría de los sujetos adaptados al mundo real y a la pragmaticidad de las relaciones sociales han dejado de encontrarle sentido a su existir, parece que los contenidos serios y definitivos de la vida se han diluido, y esta visión sin relieve, incolora y átona de la realidad se debe a la instalación de tales sujetos en el plano exclusivamente diurno, racionalista y sensorial del mundo, que, así, sólo les ofrece sus aspectos más triviales e insípidos. Quienes, gracias a ciertos sueños, o por otras vías, captan estereoscópicamente el mundo y descubren lo profundo, lo complejo y lo rico de la realidad, no sufren de este mal de siglo y encuentran llena su vida o cuando menos, disponen de fuertes asideros para la certeza y la esperanza”(Cencillo,1982)

Funciones de los sueños

El soñar es algo necesario para preservar el equilibrio psicológico y además se obtienen múltiples beneficios si dedicamos un tiempo a meditar sobre su contenido y el mensaje que nos trasmite, vamos a ver cuáles son sus principales funciones:

Sirve para descargar aquellos aspectos de nuestra vida psíquica que tienen vetada su expresión desde el lado diurno o consciente, es algo conocido que una gran porción de nuestra vida mental, percepciones, afectos e ideaciones complejas… etc transcurre de modo inconsciente. Podríamos decir que los sueños son como el pulmón de nuestra vida mental, sirven a la función de traspiración de nuestra afectividad más profunda, de ahí su importancia.

Se realiza un trabajo de elaboración o asimilación de nuestras vivencias, y muchas veces nos dan las claves para la solución de nuestros problemas.

Cumplen una función psicodramática, es decir se pueden recrear situaciones como si fueran reales, y de igual efectividad terapeútica. Por ejemplo a través de los sueños podemos crear un escenario en el que nos enfrentamos a nuestros miedos y los superamos con éxito.

Nos dan una visión muy clara de nuestro estado psíquico y de la realidad en general, son como una radiografía de nuestra mente, de ahí que sean muy útiles como material para el trabajo terapeútico.

Durante el sueño la mente se conecta con planos elevados de conciencia, es decir nos conecta con nuestro lado más espiritual y elevado, así tenemos sueños que pueden expresar una gran sabiduría, sueños arquetípicos, que nos orientan y nos muestran nuestra posición en ese plano. Incluso sueños premonitorios que totalizan realidades anticipándonos lo que puede ocurrir.

Los sueños por lo tanto nos acercan a lo más profundo de nosotros mismos, nos ayudan a asimilar nuestros conflictos y experiencias, y nos orientan en nuestra vida.

Ahora viene lo que muchos de vosotros considerareis lo más difícil, y es cómo interpretar nuestros sueños y maximizar su utilidad. No es una tarea tan complicada como parece, basta con familiarizarse con el modo de expresión simbólica a través de imágenes que le es propia, y tener en cuenta una serie de claves.

Algunas claves para la interpretación de los sueños

En primer lugar hemos de tener en cuenta que las imágenes que aparecen en los sueños no tienen un significado unívoco ( aunque se hayan descrito símbolos universales provenientes de la cultura o del inconsciente colectivo), es decir el significado de un elemento va a depender del contexto en que se desarrolla el sueño, del significado particular que tiene ese elemento para el soñante, y en ese momento concreto (muchas veces las claves del sueño están en las vivencias del día anterior, lo que se ha llamado “material diurno”). O puede tener más de un significado y estar mostrándonos distintos planos de la realidad. Por ejemplo un perro en un sueño puede significar la parte agresiva o la sexual o la fidelidad… etc, o varias cosas a la vez, dependiendo de tu experiencia con los perros, de cómo aparece en la estructura de ese sueño concreto, o si el sueño es de contenido diurno, las relaciones con este nos darán pistas sobre su significación.

Por lo tanto las claves para interpretar un sueño están sobre todo en uno mismo, lo que ocurre es que muchas veces nosotros mismos no somos capaces de darle un sentido bien porque nos falta soltura en manejar el material onírico o porque somos ciegos para lo propio (como dice el refrán “se ve antes la paja en el ojo ajeno que en el propio”), por eso en ocasiones precisamos acudir a un profesional experto en el manejo de estos contenidos y que nos guíe en el proceso de hacernos cargo de lo propio, que nos permita crecer y resolver nuestros problemas.

Casi todo lo que aparece en el sueño hace referencia al soñante, es decir cuando soñamos somos egocéntricos, por el repliegue al narcisismo primario durante el sueño. Así la mayoría de los personajes que aparecen, aunque sean personas de nuestra vida real, les proyectamos aspectos de nosotros mismos, o los vivimos tal y como los hemos introyectado, también nos muestra aspectos reales de esas personas naturalmente, normalmente con más claridad que en la vida real, pero casi siempre pasado por ese filtro de nuestra intimidad. De esta manera pueden aparecer personajes imaginarios que son proyecciones de distintas partes de nosotros mismos, como la parte infantil, la parte sabia… etc

Si soñamos con personajes reales de nuestra familia o personas muy cercanas, nos dice como vivimos a nuestros “objetos internos”, coincida o no con la persona real, hace referencia a como sentimos a esa persona interiormente, el tipo de vinculación y el papel que juega en nuestra vida, por ejemplo alguien de nuestra familia puede representar a alguien que nos agrede o en quien proyectamos nuestra propia agresividad, otro la parte protectora, la sensible, la valiente, la parasitaria… etc.

A veces en un mismo sueño se suceden varias escenas aparentemente inconexas, fragmentarias, pero donde podemos descubrir una relación causal o de otro tipo entre las mismas.

En general nada de lo que aparece en un sueño es casual es decir todo está sobredeterminado simbólicamente, aunque en un principio no le veamos sentido  o nos parezca absurdo.

Sabremos si nos hemos acercado a la interpretación de un sueño si nos ha tocado en cierta manera, o nos ha hecho caer en la cuenta de algo (insight).

Entre los elementos de contenido de los sueños suelen estar:

Los animales, que tampoco representan sólo al animal tal y como lo percibimos en la vida diurna, sino que solemos proyectarles partes de nosotros mismos, sobre todo los instintos más primarios.

Lo mismo podemos decir de los objetos materiales, sobre todo lo llamativo frente a la realidad suele ser significativo. Por ejemplo si soñamos con objetos personales, y que tememos perder, es fácil que esos objetos simbolicen una parte de nuestra identidad, a la que nos aferramos.

La muerte en los sueños tampoco suele significar una muerte real, sino algo simbólico, como una separación, la pérdida de un tipo de relación u objeto interno, o un cambio en general.

La vivienda suele representar el espacio de nuestra identidad, nuestro espacio más íntimo, y sus características nos indican el estado en que se encuentra, por ejemplo si la estructura es sólida, si es seguro, si es agradable, si permite el acceso a los demás… etc

Sin embargo para desvelar el significado de un sueño hemos de prestar atención en primer lugar a todos sus elementos en conjunto, pues es a través de la representación en totalidad (integración en una unidad de cada uno de sus elementos) que la vida psíquica se expresa. Y es desde esa captación global que después podemos ir analizando cada una de sus piezas o contenidos concretos, como si de un puzle  se tratara y ver si encajan.

A menudo este mensaje general del sueño es algo que se muestra encubierto, como si fuera un disfraz, y que tenemos que desvelar a partir de sus contenidos manifiestos.

Vamos a ver pues en resumen algunos de los pasos a seguir para lograr un análisis certero de nuestros sueños:

Podemos empezar analizando la temática de fondo que el sueño presenta, por ejemplo si es una temática de agresividad, erótica, de proyectos de futuro… etc

En segundo lugar hemos de considerar el  tono emocional o afectivo que domina en el sueño ya que suele ser determinante de su significado, sobre todo cuando tenemos dudas respecto al resto del contenido. Lo afectivo expresa lo más real o menos sujeto a distorsión. Por ejemplo el sueño puede mostrar una trama aparentemente alegre pero donde en contraste se expresan afectos de tristeza, lo cual sería significativo. También se pueden contrastar estos afectos con los que se despiertan al recordar el sueño. Los afectos en general suelen tener un significado liberatorio (de deshahogo de la persona) o asimilativo (ayudan a asimilar lo desconocido o negado).

Después de estos dos pasos podemos pasar a un análisis más asociativo, en el que pensemos lo que nos evoca cada uno de los elementos del sueño, si están en relación con aspectos de nuestra vida actual, de nuestro pasado (suele referir a motivos más profundos)… etc,  el significado que tienen para nosotros y como se relacionan con los demás componentes dentro del sueño.

Sin embargo, más importante aún que estos tres pasos, es el análisis estructural, es decir la forma en que se disponen los distintos elementos figurativos del sueño unos respecto a otros, y que en ocasiones muestran una constancia entre distintos sueños a lo largo del tiempo (aún siendo de temática muy distinta), y que es un indicativo de su relevancia para expresar aquellos aspectos más esenciales que nos afectan y están marcando nuestra existencia. Así podemos tener contenidos que se repiten a lo largo de distintos sueños, por ejemplo soñar siempre con determinados animales o personas, o ciertas asociaciones o polaridades contrastantes (por ejemplo entre lo viejo y lo joven, lo sano y lo enfermo, o alto / bajo, profundo /superficial, dinamismo o estaticidad), posiciones entre elementos que se repiten (arriba/ abajo…), alternancias, ritmos, número constante…etc  La estructura del sueño nos muestra así lo más objetivo y la interpretación más segura.

En el análisis de sueños lo más habitual en el pasado ha sido el análisis simbólico, es decir la traducción directa de los contenidos que aparecen por su significado mítico- histórico típico, o el deducido por cierta escuela en función de sus teorías explicativas (como ocurría con los Freudianos y su tendencia a dar siempre un significado sexual- edípico a los sueños), sin embargo este es el método menos seguro, y únicamente se debe aplicar después de agotar todos los demás, dando preferencia al criterio privado y personal.

Otro procedimiento, cuando ninguno de los anteriores da resultado, es la técnica geroglífica, que consiste en traducir cada una de las imágenes del sueño a palabras (la más vulgar y obvia que se te ocurra), como si estuviera escrito en lenguaje egipcio y que al traducirlo nos descifrara su sentido.

Vamos a mostrar un ejemplo a través del análisis de un sueño de “Fresas Salvajes” la aclamada película de Ingmar Bergman:

Empieza así:

“He soñado que durante mi paseo matinal me perdía en un barrio de la ciudad totalmente desconocido para mí y erraba por calles desiertas con casas en ruinas..”

Hace referencia a un espacio desconocido de si mismo, donde existe la soledad (calles desiertas) y una estructura de identidad precaria (casas en ruinas).

El ambiente del sueño es angustiante, el protagonista no sabe a donde dirigirse, se siente perdido, hay un reloj grande pero que no marca la hora ya que no tiene manillas. Es un elemento destacable del sueño, pareciera que el tiempo ya no tuviera sentido dado que no puede marcar la hora, hay una correspondencia por otro lado entre el tiempo interno (mira su reloj de bolsillo que tampoco parece andar bien) y el externo. Pero sin embargo se escucha como un tic tac (los sonidos tienen una repercusión directa sobre lo emocional, como la música), como si los acontecimientos siguieran su curso en ese espacio tiempo detenido (propio de los sueños es que el tiempo y espacio deja de existir, es decir no tiene correlación con el tiempo real, un sueño puede durar un minuto y parecernos como una hora).

Además hay unos ojos de gran tamaño con lentes debajo del reloj, como si en esa parada del espacio tiempo se quisiera hacer ver algo con claridad (significado por las lentes) a nuestro protagonista, aunque el ojo derecho parece estar dañado (el ojo derecho está relacionado con la visión superior, es «el ojo que todo lo ve«).

El reloj puede estar aquí además significando la importancia que el personaje da al tiempo en la vida diurna y el tiempo en relación a la muerte.

Posteriormente se acerca al hombre que está de espaldas, no se puede adivinar su aspecto, cuando se da la vuelta muestra un rostro totalmente constreñido y sin otra expresión, se podría decir que manifiesta una gran rigidez superficial. Después el hombre se derrumba y se deshace como si estuviera vacío y su presencia hubiera sido sólo pura apariencia, pues quedan las ropas nada más y un líquido que se derrama.

Esto nos evidencia así un nucleo de la identidad que no se sostiene, no definido, rigído y enclaustrado, que no permite el acceso a los demás (las puertas y ventanas de las casas están barradas con tablas de madera), recuerda al aislamiento psicótico.

A continuación vemos acercarse un carro fúnebre tirado por caballos, pero que al alejarse algo le obstaculiza (al quedar atrapada una rueda en la farola) y le impide cumplir su cometido, que es trasportar el cadáver a su lugar.

Señala una dificultad en ese encaminarse hacia la muerte, debido a que una de las ruedas no le sostiene, en concreto la rueda izquierda (el lado izquierdo representa el lado paterno entre otras cosas, podría representar una falta de sosten paterno); volviéndose algo muy peligroso que tiene que evitar (ha de sortear la rueda para que no le atropelle).

Finalmente se ve obligado a enfrentarse con su propia muerte, la visión de sí mismo en el ataúd, que se niega a reconocer, pero le atrapa (el muerto le agarra para obligarle a mirar).

Bibliografía para saber más:

Cencillo, L. (1978). Los sueños factor teràpico. Madrid. Marova.

Cencillo, L. (2001). Los sueños y sus verdades. Ed. Manuscritos.

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